La enfermedad ocular tiroidea (EOT), a veces denominada orbitopatía u oftalmopatía de Graves, es una compleja afección autoinmune que afecta a los ojos. Si usted o alguien que conoce tiene problemas de tiroides, es posible que ya esté familiarizado con sus repercusiones en distintas zonas del cuerpo.
TED afecta específicamente a los tejidos que rodean los ojos. Provoca síntomas como hinchazón, ojos saltones e incluso cambios en la visión. Conocer los factores desencadenantes de la enfermedad ocular tiroidea puede ayudarle a tratarla y evitar que empeore.
Comprender la enfermedad ocular tiroidea (EOT)
La enfermedad ocular tiroidea está estrechamente vinculada a los trastornos tiroideos, especialmente a una afección tiroidea hiperactiva conocida como enfermedad de Graves. La enfermedad ocular tiroidea se produce cuando el sistema inmunitario ataca por error los músculos y tejidos conjuntivos que rodean los ojos, provocando inflamación y otros síntomas.
Esta respuesta inmunitaria conduce a una gama de temascomo:
- Ojos saltones
- Visión doble
- Enrojecimiento
- Pérdida de visión
Conocer los factores desencadenantes de la enfermedad ocular tiroidea puede ayudarle a reconocer los signos a tiempo y a buscar la atención adecuada antes de que los síntomas progresen.
Principales factores desencadenantes de la enfermedad ocular tiroidea (EOT)
¿Qué desencadena la enfermedad ocular tiroidea? La DET no se desarrolla de la nada. Varios factores clave contribuyen a la aparición de la DET, como las reacciones autoinmunes, los cambios hormonales, las influencias ambientales e incluso las tendencias genéticas. Veamos con más detalle cada uno de estos factores desencadenantes.
Factores autoinmunitarios
La enfermedad ocular tiroidea es un trastorno autoinmune, lo que significa que el sistema inmunitario ataca por error a sus propios tejidos. La enfermedad de Graves (otro trastorno autoinmune en el que el sistema inmunitario estimula la glándula tiroides) suele desencadenar la DET, lo que provoca una sobreproducción de hormonas tiroideas.
Este aumento de la respuesta inmunitaria no se detiene en la tiroides. También puede extenderse a la zona ocular, provocando síntomas de DET. Si padece la enfermedad de Graves, puede tener más probabilidades de desarrollar DET, ya que los mismos anticuerpos que afectan al tiroides también pueden afectar a los ojos.
Cambios hormonales
Cuando se trata de la enfermedad ocular tiroidea, las fluctuaciones hormonales, especialmente las variaciones de la hormona tiroidea, desempeñan un papel importante. Los cambios hormonales pueden aumentar la actividad inmunitaria, empeorando la inflamación alrededor de los ojos. Si sus niveles de hormona tiroidea no están equilibrados, ya sea debido a hipertiroidismo o a otros problemas hormonales, puede ser más susceptible de padecer DET.
El control y la gestión de los niveles hormonales son importantes para las personas con riesgo de padecer DET, ya que incluso pequeños cambios pueden provocar síntomas relacionados con los ojos. Los controles de las hormonas tiroideas deben formar parte de las revisiones de bienestar anuales, sobre todo si se corre el riesgo de desarrollar DET.
Factores medioambientales
Entre los factores ambientales desencadenantes de la enfermedad ocular tiroidea se encuentran el tabaquismo y la exposición a la radiación. El tabaquismo, en particular, es un factor de riesgo importante. Puede aumentar tanto la gravedad como la probabilidad de la DET.
Los estudios han demostrado que los fumadores con enfermedad de Graves tienen muchas más probabilidades de desarrollar DET que los no fumadores. Los ex fumadores también tienen un mayor riesgo de desarrollar DET, pero su riesgo es mucho menor que el de los fumadores actuales.
Si fuma, dejar de fumar ahora es la mejor opción. Un estudio descubrieron que los que dejaban de fumar un año antes de desarrollar afectación orbitaria tenían un menor riesgo de afectación oftálmica que los que seguían fumando.
Predisposición genética
La genética puede desempeñar un papel importante en la probabilidad de desarrollar una DET. Si tienes antecedentes familiares de enfermedades autoinmunitarias, especialmente relacionadas con el tiroides, es probable que tus probabilidades de desarrollar DET sean mayores que las de alguien sin esa contribución genética.
¿Cuenta la genética toda la historia cuando se trata de TED?
La genética por sí sola no causa el TED, pero una predisposición genética puede hacerte más vulnerable a otros factores desencadenantes del TED, como los cambios hormonales y las respuestas autoinmunes.
Reconocer los primeros signos de TED
Cuanto antes se detecten los síntomas de la enfermedad ocular tiroidea, más fácil será tratarla. ¿Cuáles son los primeros signos de la enfermedad ocular tiroidea? La DET suele comenzar con síntomas leves, como sequedad o irritación en los ojos.
Con el tiempo, puede notar hinchazón alrededor de los ojos, enrojecimiento o sensación de arenilla. A medida que la enfermedad progresa, aparecen síntomas más evidentes, como ojos saltones (proptosis), visión doble e incluso dolor al mover los ojos.
Si estos primeros síntomas le suenan, actúe cuanto antes. Es muy posible prevenir complicaciones más graves.
Etapas de la enfermedad ocular tiroidea
El TED progresa a través de dos etapas principales: la etapa activa y la etapa inactiva. Es importante entender ambas y lo que significan para ti.
Fase activa
Durante la fase activa, los síntomas como hinchazón, dolor y ojos saltones están en su punto álgido. La inflamación alrededor de los ojos es alta, lo que provoca síntomas molestos. Esta fase puede durar desde unos meses hasta más de un año.
Fase inactiva
En la fase inactiva, la inflamación se reduce y los síntomas se estabilizan. Sin embargo, algunos pueden no desaparecer incluso después de pasar la fase activa, como los ojos saltones. Aunque la enfermedad se ralentiza, es posible que sigas necesitando tratamiento para controlar esos problemas.
Diagnóstico y pruebas
Si sospecha que usted o un ser querido pueden padecer la enfermedad ocular tiroidea, es importante que sepa cómo realizar las pruebas de detección.
Los médicos utilizan una combinación de exploración física, diagnóstico por imagen y análisis de sangre para diagnosticar la DET. Un oftalmólogo puede comprobar si hay inflamación o problemas de movimiento ocular. Los análisis de sangre pueden revelar los niveles de hormona tiroidea, mientras que las pruebas de imagen, como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, ofrecen una visión detallada de los tejidos que rodean el ojo, lo que ayuda a los médicos a evaluar el grado de inflamación y cualquier daño.
Opciones de tratamiento para el TED
Una vez diagnosticada, se pueden utilizar varios métodos para tratar la DET. Pueden ir desde medicamentos para la inflamación hasta terapias más avanzadas para los casos graves. He aquí algunos métodos habituales:
- Medicamentos antiinflamatorios: Los corticosteroides ayudan a reducir la inflamación y aliviar la hinchazón durante la fase activa.
- Terapia inmunosupresora: Medicamentos específicos ayudan a suprimir la actividad inmunitaria alrededor de los ojos, reduciendo sus síntomas.
- Cirugía: En casos graves, puede ser necesaria una cirugía de descompresión orbitaria para aliviar la presión y mejorar la visión.
Controlar el TED implica abordar sus desencadenantes. Por ejemplo, si es fumador, dejar de fumar puede reducir significativamente la gravedad de los síntomas. Equilibrar los niveles de hormonas tiroideas puede ayudar a estabilizar la respuesta inmunitaria y prevenir el empeoramiento de los síntomas de la DET.
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