Nuestros ojos están ubicados en cavidades óseas dentro del cráneo conocidas como órbitas (cuencas de los ojos) (1). Las paredes orbitales tienen una forma cóncava profunda que sirve como amortiguador contra los golpes contundentes. Esto ofrece protección al tejido blando de los ojos y permite el movimiento tridimensional y la comunicación neural. La órbita en su conjunto alberga los ojos, la grasa, los músculos, los vasos sanguíneos y los nervios. En ocasiones, los ojos pueden sobresalir de la órbita, lo que se conoce como proptosis o exoftalmos, que en sí misma no es una enfermedad, sino más bien un síntoma de varias afecciones subyacentes. El exoftalmos provoca un aumento de la presión sobre los nervios y los músculos de la cavidad orbital y descompresión orbitaria es un procedimiento quirúrgico destinado a aliviar este aumento de presión (2). Básicamente, el cirujano extirpa o adelgaza partes de la cuenca del ojo (huesos y/o grasa orbital) para crear más espacio, reduciendo la presión y devolviendo al ojo a una posición más natural.
¿Cuándo es necesaria la descompresión orbital?
Como se mencionó anteriormente, los ojos saltones son un signo de otras afecciones subyacentes y se producen debido a hinchazón, expansión de grasa, desplazamiento óseo y/o inflamación, todo lo cual puede empujar el ojo hacia adelante (proptosis). Esto conduce a la compresión de los nervios ópticos, lo que provoca visión doble (diplopía), dolor, lagrimeo excesivo y exposición de la córnea. Algunas de las afecciones más comunes que tienen como síntoma el exoftalmos incluyen:
- Enfermedad ocular tiroidea (orbitopatía de Graves): en el que la inflamación detrás del ojo o los ojos causa dolor, protuberancia y, en ocasiones, compresión del nervio óptico.
- Neuropatía óptica: cuando el aumento de presión sobre el nervio óptico supone un riesgo de pérdida de visión.
- Proptosis grave: protrusión excesiva de los ojos hasta el punto de que los párpados no pueden cerrarse completamente, lo que provoca sequedad corneal y un mayor riesgo de daños por exposición.
- Traumatismos, tumores o quistes (por ejemplo: retinoblastoma o neuroblastoma metastásico). en la órbita puede desplazar las estructuras oculares.
El grado de proptosis varía desde sutil hasta muy grave, y los casos más graves, especialmente aquellos que implican presión y riesgo de daño al nervio óptico, suelen requerir una descompresión orbitaria. Los beneficios pueden ser significativos, con reducción del dolor/presión, mejora de la visión o prevención de la pérdida de visión, mejor apariencia ocular y reducción del riesgo de daño ocular relacionado con la exposición.
Riesgos y complicaciones asociados con la cirugía de descompresión orbitaria
La cirugía de descompresión orbital es uno de los procedimientos más eficaces disponibles para las personas con ojos saltones (proptosis), generalmente debido a la enfermedad ocular tiroidea (TED). No solo mejora la apariencia, sino que también puede preservar la visión, aliviar el dolor y la presión ocular, y proteger la córnea. Sin embargo, es comprensible que los pacientes tengan inquietudes, por lo que es importante aliviarlas satisfactoriamente.
Al igual que cualquier procedimiento quirúrgico importante, la descompresión orbitaria también conlleva riesgos genéricos y específicos de la intervención. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en pacientes con síntomas graves y alto riesgo de pérdida de visión, los posibles beneficios superan con creces esos riesgos. A continuación se enumeran algunos de los riesgos específicos y lo que usted (como paciente) puede hacer para reducirlos.
| Riesgo/Complicación | ¿Qué tan común/probable es? |
|---|---|
| Diplopía (visión doble) | ~10–30% dependiendo de la técnica y la gravedad de la enfermedad |
| Hinchazón, moretones, edema | Muy común y suele ocurrir inmediatamente después de la operación. Normalmente se resuelve en unas semanas. |
| Sangrado/Hemorragia | Riesgo genérico presente en todas las cirugías; las hemorragias graves son menos comunes. |
| Pérdida de visión | Muy raro |
| Fugas de líquido cefalorraquídeo (LCR) / complicaciones intracraneales | Extremadamente raro |
| Entumecimiento o alteración de la sensibilidad | Es común en el área de la cirugía (por ejemplo, mejillas, párpados, lado nasal) y suele ser temporal. |
| Asimetría / insatisfacción estética | Es posible que haya cierto grado de asimetría, ya que la simetría perfecta es poco común. |
| Infección | Es poco común, pero el nivel de riesgo es el mismo que con cualquier procedimiento quirúrgico. |
| Otros riesgos | Reacción a la anestesia, empeoramiento de problemas de motilidad preexistentes, recuperación prolongada, riesgo de comorbilidades sistémicas como enfermedad tiroidea no controlada, trastornos hemorrágicos, etc. |
Factores que aumentan el riesgo de complicaciones
Ciertas condiciones o elecciones/alcance de la intervención son directamente proporcionales a las posibilidades de peores resultados (3). Algunos de ellos son:
1. Alcance de la descompresión:
La extirpación de más paredes orbitales (una, dos o tres paredes) aumenta el riesgo. Más paredes → mayor complejidad anatómica → mayor probabilidad de afectar a los tejidos o nervios circundantes.
2. Diplopía preexistente / Problemas en los músculos oculares:
Si ya tienes desalineación o visión doble, es más probable que la cirugía lo empeore. Los estudios demuestran que los pacientes sin diplopía significativa antes de la operación tienen un riesgo menor.
3. Tener una enfermedad activa:
Someterse a una cirugía con inflamación activa (por ejemplo, enfermedad ocular tiroidea activa) es más arriesgado. Cuando los ojos y la órbita están más inflamados, los tejidos son más frágiles, lo que hace que los cambios sean más impredecibles.
4. Otros problemas de salud sistémicos y/o comorbilidades:
Los trastornos hemorrágicos, las enfermedades tiroideas no controladas, la inmunidad comprometida o las enfermedades sinusales pueden complicar la cirugía. Además, la hipertensión no controlada o un manejo inadecuado de la anestesia aumentan los riesgos.
5. Experiencia del cirujano e instalaciones:
Al igual que con cualquier procedimiento quirúrgico importante, es importante elegir un cirujano con experiencia que se especialice en cirugía orbitaria/oculoplástica (un cirujano oculoplástico). Además, las instalaciones del centro, la planificación preoperatoria y las técnicas intraoperatorias son muy importantes.
¿Son comunes las complicaciones graves?
Aunque no hay casos ni procedimientos que sean inmunes a los riesgos o complicaciones graves, para poner ese riesgo en perspectiva:
- La pérdida de visión es muy poco frecuente.: estimaciones de estudios bajos porcentajes (a menudo por debajo de 1%). Por ejemplo, los eventos graves que amenazan la visión son poco comunes en las descompresiones de la enfermedad de Graves (3).
- Visión doble (diplopía) nueva o que ha empeorado.: Aunque algunos pacientes experimentan visión doble nueva o empeorada después de la descompresión, a menudo se estabiliza y la diplopía permanente es poco frecuente.
- Fuga de líquido cefalorraquídeo y complicaciones intracraneales: extremadamente raro, con solo unos pocos casos documentados en la literatura.
Sin embargo, la conclusión importante que hay que extraer es que el riesgo de pérdida grave y permanente de la visión debido a la descompresión es extremadamente bajo y mucho menor que el riesgo de que la TED no tratada cause daños irreversibles en pacientes con compresión del nervio óptico.
Mitigación de riesgos y medidas que puede tomar para minimizarlos
Si está pensando en someterse a una descompresión orbital o se está preparando para ello, hay varias formas de reducir el riesgo y ayudar a garantizar que el procedimiento sea lo más seguro posible.
- Evaluación preoperatoria exhaustiva: pruebas de imagen (TC/RM), pruebas del campo visual, pruebas del movimiento ocular y controles para detectar inflamación y/o fase activa de la enfermedad.
- Gestionar los factores de riesgo: controle la enfermedad tiroidea, controle la presión arterial, trate la enfermedad sinusal y evite los anticoagulantes según las indicaciones.
- Elija un cirujano oculoplástico/orbital especializado y con experiencia.: Aquel que está calificado y ha realizado muchas descompresiones con resultados favorables.
- Planificación quirúrgica: decidir cuántas paredes descomprimir, si extirpar hueso, grasa o ambos, sopesando los beneficios y los riesgos. A veces es prudente realizar las cirugías por fases en función de las partes extirpadas, en lugar de hacerlo todo de una vez.
- Monitoreo posoperatorio: detección temprana de complicaciones como sangrado, infección y cambios en la visión. Asegurarse de seguir las instrucciones para el cuidado posoperatorio (descanso, evitar esfuerzos, citas de seguimiento) e informar de inmediato cualquier síntoma inusual.
Aunque estos riesgos pueden parecer preocupantes, para muchos pacientes con síntomas graves, especialmente aquellos que suponen una amenaza para la visión, compresión del nervio óptico o proptosis desfigurante, los beneficios de la descompresión orbitaria suelen superar los riesgos. La ceguera o el daño permanente, si no se tratan, pueden ser mucho peores que el minúsculo riesgo de complicaciones graves. Los pacientes también suelen experimentar una mayor comodidad, una mejor capacidad para cerrar los párpados, menos dolor, menos lagrimeo y una mejor función. Por otro lado, para los pacientes con solo una desfiguración leve, sin afectación del nervio óptico o con inflamación activa, la decisión es más matizada.
Conclusión
Entonces, ¿es peligrosa la cirugía de descompresión orbitaria? Sí, conlleva riesgos, algunos graves. Pero esos riesgos son poco frecuentes y muchos de ellos existen en todas las intervenciones quirúrgicas importantes. Si la realizan cirujanos con experiencia, en pacientes cuidadosamente seleccionados y con una buena planificación preoperatoria, estos riesgos son mínimos en comparación con los notables beneficios. Para muchas personas, especialmente aquellas con enfermedades moderadas a graves, la posibilidad de conservar la visión, reducir el dolor, aliviar el sufrimiento, restaurar la apariencia o prevenir daños peores hace que la cirugía sea una buena opción. Cuando la realiza un especialista orbital con experiencia, como el Dr. Raymond Douglas, que realiza estos procedimientos de forma habitual, la descompresión orbital tiene un perfil de seguridad muy alto y excelentes tasas de éxito.
Es fundamental estar bien informado, hacer las preguntas adecuadas, asegurarse de que el cirujano esté calificado y comprender las ventajas y desventajas. Si padece exoftalmos junto con otros síntomas como dolor o problemas de visión y está considerando someterse a una descompresión orbitaria, no dude en programar una cita con el Dr. Raymond Douglas.
Referencias
- Takahashi Y, Miyazaki H, Ichinose A, Nakano T, Asamoto K, Kakizaki H. Anatomía de las paredes orbitaria lateral y medial profundas: implicaciones en la cirugía de descompresión orbitaria. Orbit. 2013;32(6):409-12. Publicación electrónica 20130924. doi: 10.3109/01676830.2013.833256. PubMed PMID: 24063541.
- Rootman DB. Descompresión orbitaria para la enfermedad ocular tiroidea. Surv Ophthalmol. 2018;63(1):86-104. Publicación electrónica 20170324. doi: 10.1016/j.survophthal.2017.03.007. PubMed PMID: 28343872.
- Sellari-Franceschini S, Dallan I, Bajraktari A, Fiacchini G, Nardi M, Rocchi R, Marcocci C, Marino M, Casani AP. Complicaciones quirúrgicas en la descompresión orbitaria para la orbitopatía de Graves. Acta Otorrinolaringología Italiana. 2016;36(4):265-74. doi: 10.14639/0392-100X-1082. PubMed PMID: 27734978; PMCID: PMC5066461.