Una mujer con enfermedad ocular tiroidea mirando hacia otro lado.

Comprender los riesgos del teprotumumab en la enfermedad ocular tiroidea

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Raymond Douglas, MD PHD

Especialista en Oculoplástica Reconstructiva y Estética

¿Arriesgaría su audición para salvar la vista? Para muchos pacientes con Enfermedad ocular tiroidea (EOT)No se trata de un dilema hipotético, sino de un compromiso real.

Teprotumumab, comercializado como Tepezzafue el primer tratamiento aprobado por la FDA para la DET y ha demostrado mejoras espectaculares en el abombamiento ocular, la visión doble y la calidad de vida. Pero a pesar de su éxito revolucionario, este fármaco no está exento de graves inconvenientes. Los efectos secundarios pueden ser desde ligeramente molestos hasta potencialmente mortales, por lo que es esencial tomar decisiones con conocimiento de causa.

No se trata de la típica receta en la que se ignora el prospecto y se toma una pastilla. El teprotumumab se administra mediante infusión intravenosa cada tres semanas en ocho dosis, y sus efectos van mucho más allá del sillón de infusión. Algunos pacientes se marchan con la visión protegida y la vida cambiada; otros informan de daños auditivos permanentes o de un empeoramiento de los niveles de azúcar en sangre.

Antes de iniciar el tratamiento con teprotumumab, tanto los pacientes como los profesionales sanitarios deben conocer todos los riesgos, ya que es mucho lo que está en juego y la ciencia sigue evolucionando.

Efectos secundarios frecuentes del teprotumumab

Los efectos secundarios comunes de las infusiones de teprotumumab no son infrecuentes. Según los ensayos clínicos y los estudios observacionales reales, la mayoría de los pacientes experimentan al menos un acontecimiento adverso. Entre los problemas notificados con más frecuencia se incluyen:

  • Calambres musculares
  • Náuseas
  • Caída del cabello (alopecia)
  • Fatiga
  • Diarrea
  • Piel seca

En el ensayo pivotal OPTIC, casi 90% de los participantes notificaron efectos secundarios, aunque la mayoría fueron de gravedad leve a moderada y a menudo se resolvieron tras el tratamiento. Los espasmos musculares y los síntomas gastrointestinales suelen aparecer al principio del programa de infusión y suelen tratarse con cuidados de apoyo, como hidratación y equilibrio electrolítico.

Aun así, leve no significa inofensivo, sobre todo cuando el tratamiento se prolonga durante varios meses. Los efectos acumulativos pueden agotar a los pacientes, sobre todo cuando se solapan con el agotamiento físico y emocional que ya provoca el propio TED.

Pérdida de audición y otros efectos adversos graves

Los problemas auditivos se han convertido en uno de los efectos adversos más comentados del teprotumumab en pacientes con DET, y con razón. Mientras que el medicamento fue celebrado por su impacto en la enfermedad ocular tiroidea, muchos pacientes no esperaban que sus oídos se vieran afectados. Algunos informan de pérdidas de audición que persisten mucho tiempo después del tratamiento, mientras que otros experimentan sensaciones extrañas como oír el eco de su voz en la cabeza o sentir una presión que no cede.

Los hallazgos más reveladores proceden de un estudio de 2023, que demuestra que los eventos relacionados con la audición pueden afectar a muchos más pacientes de lo que se pensaba en un principio. No solo eran frecuentes los síntomas relacionados con el oído, sino que, en algunos casos, los cambios eran duraderos o incluso permanentes. Este cambio en la comprensión ha suscitado nuevas preocupaciones y ha impulsado nuevos estudios para comprender lo que está ocurriendo.

En un grupo más reducido de pacientes, el teprotumumab también se ha relacionado con reagudizaciones de afecciones como la enfermedad inflamatoria intestinal. También puede provocar picos de azúcar en sangre, sobre todo en personas con diabetes preexistente. No se trata de efectos secundarios cotidianos, pero son lo bastante importantes como para que los médicos los evalúen con mucho más cuidado antes de iniciar el tratamiento.

Factores de riesgo que pueden aumentar la gravedad de los efectos secundarios

El teprotumumab no afecta a todos por igual. Algunos pacientes superan el tratamiento sin mayores problemas, mientras que otros se enfrentan a obstáculos inesperados al principio. La diferencia suele estar en los factores de riesgo individuales que pueden hacer que los efectos secundarios sean más probables o más graves.

Las personas con diabetes o resistencia a la insulina suelen ser más vulnerables a los picos de azúcar en sangre mientras toman este medicamento. Si ha tenido algún problema de audición en el pasado -ya sean infecciones de oído, audífonos o incluso simplemente sensibilidad- es más probable que note cambios durante el tratamiento.

Y para quienes padecen enfermedades como Crohn o colitis ulcerosa, existe una posibilidad leve pero real de que los síntomas empeoren.

Aún no disponemos de un sistema perfecto para predecir quién tolerará bien el teprotumumab. La genética, el metabolismo y el estado general de salud influyen. Por eso, las pruebas iniciales, las revisiones detalladas del historial médico y los seguimientos periódicos no sólo son útiles, sino esenciales.

Control y gestión de los efectos secundarios durante el tratamiento

Una vez iniciado el tratamiento, la vigilancia de los posibles efectos secundarios pasa a formar parte de la rutina. El teprotumumab es potente, y eso significa que exige mucha atención. Los audiólogos suelen recomendar una prueba de audición antes de la primera infusión y pruebas de seguimiento a medida que continúa el tratamiento.

Así, si algo cambia, puede detectarse a tiempo.

También debe controlarse el nivel de azúcar en sangre, sobre todo en pacientes diabéticos o en situación límite. Algunos proveedores piden lecturas antes y después de cada infusión para detectar problemas antes de que se agraven. Si los pacientes empiezan a sentirse demasiado cansados, con calambres o náuseas, la hidratación y unos simples ajustes electrolíticos suelen ayudar. Si algo no mejora rápidamente, los equipos médicos intervienen con cuidados específicos.

Cuando los efectos secundarios son leves, el tratamiento con teprotumumab suele continuar sin cambios. Pero si los síntomas empeoran o se vuelven perturbadores, los médicos pueden pausar las infusiones, ajustar las dosis o interrumpir el tratamiento por completo para ese paciente. El objetivo siempre es obtener los beneficios del teprotumumab sin dejar que los riesgos se apoderen de él.

Equilibrio entre beneficio y riesgo en la enfermedad ocular tiroidea activa

La enfermedad ocular tiroidea puede ser agresiva y profundamente perturbadora. En algunos casos, afecta a la visión, provoca bultos oculares graves o causa molestias constantes que interfieren en la vida cotidiana. En esos casos, el teprotumumab puede ser la única opción real, salvo la cirugía, para recuperar la comodidad, restaurar la apariencia y, posiblemente, evitar daños en la visión a largo plazo.

Pero no todos los casos de enfermedad ocular tiroidea son graves. Cuando los síntomas son moderados o estables, la decisión es menos clara. ¿Merece la pena reducir el abultamiento ocular por la mayor posibilidad de pérdida de audición? ¿Resultarán unos meses de tratamiento en una mejor calidad de vida a largo plazo, o se cambiará un problema por otro?

Son preguntas difíciles sin respuestas fáciles. Lo más importante es sopesar su estado de salud personal, su estilo de vida y su nivel de tolerancia al riesgo. El mismo tratamiento puede cambiar la vida de una persona y ser innecesariamente arriesgado para otra. Por eso es tan importante una atención meditada e individualizada.

Estudios en curso sobre perfiles de seguridad a largo plazo

El teprotumumab se aprobó en 2020, lo que significa que la historia a largo plazo aún está en desarrollo. Aunque los primeros resultados fueron prometedores y el medicamento ha ayudado a miles de personas, los investigadores aún están aprendiendo cómo se comporta en el organismo a lo largo del tiempo.

Se están llevando a cabo múltiples estudios para hacer un seguimiento de los efectos secundarios que aparecen más tarde, persisten durante más tiempo o evolucionan una vez finalizado el tratamiento de la enfermedad ocular tiroidea. Se está prestando especial atención a los resultados relacionados con la audición, sobre todo ahora que más pacientes han notificado problemas a largo plazo o permanentes. Los investigadores también están estudiando formas de reducir esos riesgos, como posibles cambios de dosis o terapias adicionales para proteger los oídos.

A medida que aparezcan nuevos datos, es posible que cambien las pautas de tratamiento. Por el momento, lo mejor es mantenerse informado, permanecer vigilado y tomar decisiones basadas en las pruebas más recientes disponibles.

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